lunes, 27 de octubre de 2008

La guerra en blanco y negro


Observa esta fotografía y atrapa las palabras que sobrevuelan tu mente. Infancia robada, bolso deslucido, fajos apilados, botella medio llena/medio vacía/tan desierta como la tierra dejada atrás, final y comienzo. Piérdete en el ojo de actriz de cine mudo de la niña que descansa sobre los sacos de arroz, arropada por un abrigo arrugado de cuello revestido. Enumera las pertenencias que llevarías contigo si tus manos sólo pudieran arrastrar unas cuantas bolsas hasta la frontera de la incertidumbre. Fíjate en el desamparo del piececito que se asoma bajo la manga raquítica, en la candidez del calcetín blanco estrangulado por la hebilla de la bailarina negra. Quién sabe si, desde un exilio ahora elegido, seguirá mirando de reojo la tierra olvidada, si respirará todavía con la amargura de ese pedazo de Historia incrustado en sus pulmones.

Imágenes como ésta demuestran que no se necesita el rojo para retratar una guerra, porque en las batallas se derrama mucho más que sangre y con la derrota se pierde algo más elevado que los ideales y utopías soñados con el estómago lleno. Ningún color puede reflejar las luces y sombras de la condición humana con la misma intensidad del blanco y negro, ese ying y yang cromático que sigue conmoviendo en los retratos de fotógrafos míticos como Robert Capa.

Imagen tomada por Robert Capa el 15 de enero de 1939 en un centro de tránsito de refugiados de Barcelona. Exposición "This is War! Robert Capa at work", Barbican Art Gallery, Londres (17 de octubre 2008-25 enero 2009)

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