
Algunos escritores se sienten propios. Son aquellos que nos enseñan a desligarnos de la realidad ficticia sumando letras, aquellos que nos devuelven a un estado más puro, en el que uno observa, ama, vive. Uno de ellos, para mí y tantos otros lectores, es Julio Cortázar.
Hoy, en el 25 aniversario de su muerte, no existen mejores palabras que las suyas para recordarle:
Entre esto y aquello
I
Me aprieta este zapato,
Me hace mal, qué suerte. Me aprieta
El mundo, me hace mal, qué suerte.
Me aprieta el sol, la sémola, la radio,
Tengo miedo de estallar como una pulga
Entre los dedos de la noche.
Oh, dichoso de mí, que estoy viviendo,
Que sufro la delicia de estar vivo
Dentro de mis zapatos con lo menos posible
De espacio entre mis ojos y los astros,
Entre los astros y mi mano que se tiende
Y los estruja como un zumo de alegría.
Muerto seré el espacio,
Seré esa nada que desliza
Sus guantes por el pelo de los hombres.
No, no seré ni siquiera eso.
Afortunadamente los verdados cronopios nunca nos dejan del todo y nuestro Julio sigue estando muy cerca.
¡Gracias, lobo!